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El otorrinolaringólogo y el láser en el tratamiento de la patología obstructiva de la vía lagrimal

La patología obstructiva de la vía lagrimal y sus manifestaciones clínicas, el lagrimeo (epífora) y las infecciones de repetición ( dacriocistitis), constituyen el 10% de las consultas oftalmológicas a nivel hospitalario.

Consiste en una obstrucción del sistema de evacuación natural de la lágrima, que se extiende desde los puntos lagrimales situados en la porción interna de los párpados, a través de una serie de canalículos y el saco lagrimal, hasta su desembocadura a nivel endonasal.

Causas

Sus causas son diversas y su diagnóstico y tratamiento precisan de un abordaje multidisciplinar. Es primordial una primera evaluación por parte del oftalmólogo, que, tras las exploraciones precisas diagnosticará la existencia de una obstrucción, su localización dentro de la vía y llevará a cabo el diagnóstico diferencial con otras patología oculares que pueden presentarse clínicamente de forma similar. Posteriormente el paciente debe ser evaluado por el otorrinolaringólogo, realizándose una exploración endonasal, para descartar determinadas patología nasales o alteraciones anatómicas, que pueden interferir en el drenaje lagrimal y/o en el resultado postoperatorio. Y por últimos se realizará una prueba de imagen (fundamentalmente una dacriocistografía o una dacrioTAC ) por parte de radiología, para confirmar obstrucción y su nivel, conocer unos datos anatómicos determinados y descartar patología tumoral de la vía lagrimal.

Tratamiento

Con todo estos datos y según la patología basal del paciente se decidirá la mejor opción terapéutica en cada caso. Instaurada ya la obstrucción, no existe tratamiento médico eficaz para resolver el problema, por lo que el único tratamiento eficaz es la cirugía, denominada dacriocistorrinostomía. El objetivo es realizar una comunicación entre el saco lagrimal y la fosa nasal (mediante una perforación en el hueso nasal «osteotomía») y puede llevarse a cabo mediante varios abordajes quirúrgicos.

La vía externa y la endonasal precisan anestesia general y la osteotomía se realiza mediante fresado óseo, por lo que el riesgo de sangrado es mayor. Esto las convierte en técnicas más agresivas. La externa además requiere una incisión en piel, con la consecuente cicatriz, que aunque suele ser de pequeño tamaño y lo más estética posible, resulta un inconveniente para los pacientes.

La dacriocistorrinostomía endocanalicular con láser de diodo

Con las nuevas tecnologías surge la posibilidad realizar la osteotomía mediante el láser de diodo, que permite llevar a cabo la intervención con anestesia local con o sin sedación. Consigue una buena penetración en los tejidos al realizar la osteotomía, con mínima lesión alrededor. La canalización de la vía por donde se introduce la fibra láser es llevada a cabo por el oftalmólogo y la preparación endonasal y visión endoscópica del área quirúrgica es proporcionada por el otorrinolaringólogo. Una vez realizada la osteotomía se introduce una sonda por ambos canalículos, que se anuda a nivel endonasal y se mantiene durante unos meses hasta la completa cicatrización de los tejidos. Su retirada se realiza en la consulta de otorrinolaringología fácilmente. Puede llevarse a cabo en régimen de cirugía mayor ambulatoria, siendo el paciente dado de alta el mismo día de la intervención y con escasas molestias postoperatorias.

Por todo ello la dacriocistorrinostomía endocanalicular con láser de diodo constituye una técnica menos agresiva que las anteriores, con una tasa de éxitos similar y con reducida morbilidad en el postoperatorio, convirtiéndose en el tratamiento de primera elección en la patología obstructiva de la vía lagrimal en el adulto.

 

Si quiere más información…

Anatomía del ojo. Academia americana de oftalmología.

Dacriocistorrinostomía. Sociedad española de oftalmología.

 

Autor

Rafael Ruiz Rico